lunes, 22 de noviembre de 2010

Cierre de la corola de una flor de calabacín

Este es un video hecho a base fotos tomadas por una cámara. Vemos muy claramente la hora y fecha de las grabaciones, por lo que podemos saber a qué hora se cerró la corola, lo que es una señal para los polinizadores de que se ha acabado el tiempo para ellos, y no hay más néctar disponible.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Donde pasan el verano los abejorros

Este es uno de los enigmas de los abejorros, porque, en teoría y según lo que se ha observado en otros lugares del mundo donde existen Bombus terrestris (que es una especie restringida al continente europeo y zonas limítrofes), cuando termina la primavera, es decir, antes de los calores estivales que en otras zonas de <europa están ligados a la época de lluvias, el nido desaparece como tal, ya que las obreras mueren o quedan muy pocas, así como los machos desparecen del nido, ya que se han ido a buscar una reina (que son las hembras fértiles) a la que aparearse. ¿Y las reinas?, pues son las que sobreviven el verano, ya que tienen más reservas de grasa en su cuerpo y pueden pasar algún tiempo sin comer, pero lo primero es lo primero, y al final de primavera, principios de verano se han buscado un macho que les les llene la espermateca y les pongan un taponcillo de sustancia oleosa, por la que se diferencian de las reinas no fecundadas. Según l a mayoría de los estudios realizados hasta ahora, las reinas de Bombus terrestris, el abejorro común, son monógamas, es decir, que aparean una sola vez y con un solo macho.
Y entonces tiene que hacerlo todo: buscar comida en grandes cantidades para acumular grasa con la que pasar el invierno que se le echa encima. Lo nota, porque los días se hacen más cortos y las noches más largas. Y el problema es que esto ocurre en otoño, cuando tan pocas plantas hay en floración. Menos mal que siempre está el madroño, y otras plantas cultivadas, como los nísperos. En fin, también hay que buscar un agujero (que no es un agujero hobbit precisamente, sino suele ser un nido de ratones abandonado, o algo semejante, que esté a ser posible en algo sólido, como una casa de campo o un almacén, en fin, bajo techado y allí esperar los largos días y noches del invierno, esperando que llegue la primavera siguiente.
José Manuel Guerra Sanz
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